Un día de furia.
Impuesto a los Ingresos Brutos, Impuesto a los Bienes Personales, anticipos, Impuesto a las Ganancias, IVA, aportes a la Seguridad Social, impuestos provinciales y municipales, derechos de exportación, cupos de importaciones (DJAI´s), .............impuestos y más impuestos.
Hasta que un día nos cansamos. O priorizamos destinar el escaso flujo de caja para afrontar las variables clave del negocio, a expensas de contraer altas deudas con el organismo recaudador correspondiente.
En Argentina existe una exhorbitante presión tributaria sobre las pymes, que ronda el 45%.
O sea que el Estado se convierte en socio al 50% con riesgo cero, y solo en las ganancias.
Como contrapartida, hay una muy baja devolución en servicios de esa carga impositiva: la educación, la salud y la seguridad privada son de las pocas actividades que han crecido en los últimos tiempos . No somos Suecia. Y tampoco somos Australia ni Canadá, como algunas comparaciones oficiales pretenden hacernos creer.
Si encima esta situación se mantiene en un contexto donde la capacidad instalada en la industria es la más baja de los últimos 10 años (66%), y el el nivel de actividad lleva 20 meses en resultado negativo promediando el -5% mensual (ver último informe de Came, la Confederación Argentina para la pequeña y Mediana Empresa) podemos hablar casi de asfixia impositiva.
Precios de venta deprimidos.
Aumento de los costos en dólares, a causa de la inflación.
Tipo de cambio retrasado, que anula exportaciones.
concluímos entonces en un cóctel explosivo en el que la rentabilidad de las pymes ya no es nula; es negativa.
Plan A, Plan B.
Días atrás escuchaba en una entrevista televisiva al prestigioso economista Dr Juan Carlos de Pablo, quien se preguntaba: ¿Plan B? ,pero si en economía hoy no tenemos Plan A!
Casi simultáneamente se conoció la semana pasada una estadística oficial en la cual la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) informa que, mensualmente, 17 millones de personas cobran algún tipo de subsidio por parte del organismo, representando esta cifra al 42% de la población.
O sea que casi la mitad vive a costa de los aportes de la otra mitad.
No vamos a poner en tela de juicio la necesidad o legitimidad de esos pagos (ejemplo, jubilaciones). Pero está claro que la situación no es sostenible: es imposible distribuir cuando no hay generación de riqueza.
Sostenibilidad empresaria.
En los últimos años se ha hablado mucho de sostenibilidad empresaria. De elaborar estrategias pensando el el largo plazo y la continuidad de la organización.
La pregunta sería: ¿es sostenible un país con las cifras que acabamos de mencionar?
Si hoy por hoy algunas pymes sobreviven es a expensas de endeudarse, con la expectativa que el próximo gobierno encauce la situación.
En Argentina, el sector privado genera el 74% del empleo registrado y más del 85% del consumo.
Muchos se preguntan porqué ya no hay inversión ni se generan negocios.
Bueno, aquí acabamos de ensayar algunas de las respuestas.
Un saludo y hasta el próximo post (que espero sea más optimista).
Federico Mondelo.
dirección & negocios.
Estimado Federico, te paso un mail de contacto equipo@dorbaires.com - para contactarnos.
ResponderBorrarUn saludo cordial.
Lic. Claudio M. Pizzi