Un paralelismo entre el deporte y la empresa, para despabilar culturas sociales.
En una reciente nota escrita para el diario La Naciòn de Buenos Aires, el ex futbolista y actual periodista deportivo Diego Latorre, comenzaba diciendo:
"Mucha gente necesita que el fùtbol se acerque a la mediocridad, porque ahì se siente còmoda".
Para seguir luego:
"Cuando un entrenador o un equipo se escapa de los estàndares (de la mediocridad general), surge un nutrido grupo de aficionados y periodistas que esperan y se regocijan con su derrota".
En el àmbito empresario, muchas veces esta afirmaciòn tambièn aplica.
Y hasta me atreverìa a decir que tambièn se extiende a muchos otros òrdenes de la vida: la educaciòn, la salud, la seguridad, etc.
Idefectiblemente se castiga al bueno, al que se destaca, al que se supera con su esfuerzo.
Cuando la maestra le pide al alumno: "Josecito, tù que tienes buena caligrafìa, quèdate en el recreo y escribe esto en el pizarròn", està castigando al bueno, a quien se esmerò por tener buena caligrafìa, y le hace perder su tiempo de descanso.
Ella tal vez crea que lo està elogiando, pero es todo lo contrario.Y el mensaje que le està dando, no solo a Josecito sino al resto, es nefasto.
Cuando una empresa invierte, se esfuerza, mejora sus procesos, planifica escenarios, y logra buenos resultados, recurrentemente aparece el polìtico/gobernante de turno para pedir: "Vamos, a Uds que les ha ido tan bien, no me digan que no pueden hacer un aporte extraordinario para toda la comunidad".
En la cultura de muchas sociedades, al èxito, lejos de imitàrselo, se lo denosta.Y entonces prevalece la envidia por sobre el esfuerzo, y las comunidades se condenan la la mediocridad.
Los gobiernos son en gran parte responsables de ese tipo de conductas:
En Argentina, el Premio Nacional a la Calidad fue instituìdo por Ley en el año 1992, para reconocer y promover a las empresas que se distinguen en la bùsqueda de la Excelencia en la Gestiòn Empresarial.
La misma Ley establece que la entrega la realiza el Presidente de la Naciòn. Cuando el gobierno delega esta acciòn en un funcionario de tercer o cuarto nivel, o directamente no asiste a la entrega, el mensaje que està dando a toda la comunidad empresaria es:
"El camino que han seguido estos empresarios en su objetivo de mejora continua no vale nada para mì". "Yo, como gobierno, les digo que los buenos resultados se consiguen con favores de amigos en el poder, y con reverencia ante èl".
Como dice el inoxidable Martín Fierro:
Hacete amigo del Juez
-No le dés de qué quejarse;-
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encojer,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse".
No debería entonces sorprendernos cuando otros países, de diferentes latitudes, alcanzan logros y avances tecnológicos y empresariales. Nosotros (en general) hemos elegido un camino distinto al del esfuerzo y la búsqueda de la excelencia.
Hacemos negocios con el estado, en vez de hacerlos con el mundo.
Trasladamos ineficiencias al precio, en lugar de mejorar los procesos, incluso los procesos de negocio.
Buscamos mayores subsidios, en lugar de mayores mercados.
Y cuando todo esto se acaba, estamos en problemas.
"En tèrminos abstractos, la calidad deberìa mejorar cuanto mayor sea el equilibrio y la competitividad. Pero la paridad no es la madre de todas las virtudes, sino un valor agregado al contenido", continúa Latorre.
Para finalizar: "Ellos (los países de avanzada) se llevan y promueven la excelencia. A nosotros nos queda la paridad competitiva de la mediocridad".
Por favor colegas empresarios, cambiemos la cultura y la forma de hacer negocios.
Alguien tiene que comenzar.