Aunque algunos no lo vean, hay un paralelismo muy fuerte entre el desempeño de los equipos de trabajo en las empresas, y en el deporte.
Destacados deportistas y técnicos como Jorge Valdano y Pep Guardiola (fútbol), Sergio Vigil (hockey), Agustín Pichot (rugby), solo por mencionar algunos, han sido pioneros en transmitir y trasladar sus experiencias, vinculando el mundo del deporte con el ámbito empresarial.
La Fórmula Uno es un ejemplo de trabajo en equipo para el cambio de neumáticos durante una carrera. Todos con un objetivo común, roles definidos, y una planificación y precisión llevada al extremo.
En las empresas existe una tendencia cada vez mayor a conformar equipos de trabajo por proyecto, armando dichos equipos con personas que tengan las capacidades necesarias relacionadas al objetivo del proyecto, pero también con las actitudes y habilidades indispensables para integrarse eficazmente.
Por ejemplo, si fuese necesario armar un equipo de profesionales para el diseño de una planta de proceso industrial, seguramente habrá especialistas en piping, en energía, en seguridad industrial, ingenieros electricistas, mecánicos, proyectistas, etc, etc., que con su formación y experiencia, reúnen los conocimientos para realizar el trabajo.
En suma, cuentan con las CAPACIDADES para realizarlo.
Pero esa es una condición necesaria pero no suficiente. Además de las capacidades, los integrantes deben contar con HABILIDADES para trabajar en equipo: empatía, respeto hacia los otros, flexibilidad para adaptarse a los cambios que surjan durante la marcha del proyecto, visión global (ponderando el efecto de las decisiones de su especialidad en el resto del equipo), etc,etc.
Y además, tener la ACTITUD (las ganas, la voluntad, la dedicación) que refleje el compromiso con el proyecto y con el objetivo buscado.
Cuando logramos formar un equipo de trabajo con estas características (CAPACIDADES, HABILIDADES, y ACTITUDES), contamos con altas probabilidades de que sea EXITOSO, o sea que consiga en fin perseguido en tiempo y forma, pero también sirva de desarrollo y crecimiento para sus integrantes.
Habitualmente los integrantes se seleccionan (al igual que en el deporte) en base a las capacidades y habilidades demostradas en otros proyectos/equipos.
Pero los problemas comienzan a aparecer cuando las actitudes no son las deseadas.
Cuando se trabaja con desgano, molestia, agotamiento, hastío, excesivo personalismo, y, adicionalmente, quien LIDERA ese equipo no toma las acciones necesarias para eliminar estas situaciones, el equipo de trabajo cae en una disfuncionalidad que, en la mayoría de los casos, lo lleva al fracaso.
Por ello, en ocasiones, los equipos de alto desempeño (tanto en la empresa como en el deporte) no se integran con los más capaces, sino con quienes mejor conjugan capacidad, habilidad, y actitud.
Hasta el próximo post.
Cordialmente,
Federico Mondelo
Especialista en Dirección y Gestión Empresarial.
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